Reparación de Motores

¿Que es la reparación de un motor?

La primera pregunta que seguramente muchos se hacen es cuándo o a qué kilometraje se debe hacer la reparación, pero más que una cuestión de kilometraje es el tipo de uso y trato que haya recibido la máquina, además de los aceites usados y la calidad de sus componentes.

Por ejemplo, si dos carros iguales comienzan su vida al mismo tiempo, pero uno es usado principalmente en ciudad y el otro en carretera, lo más seguro es que el primero deberá someterse mucho antes a esta intervención que el segundo. La razón es que el desgaste del motor en situación de tráfico urbano (‘pare y arranque’ constante) es mayor.

Otras prácticas que aceleran el desgaste son las aceleraciones fuertes con el motor frío (la lubricación no es óptima en esas condiciones), hacer recorridos cortos donde el motor no alcanza su temperatura óptima, conducir siempre a bajas revoluciones, extender el periodo entre cambios de aceite y no estar atento al estado del filtro de aire, entre otros.

 

¿Cuándo debo hacer la reparación de mi motor?

Cuando estas prácticas comienzan a precipitar el desgaste del motor, el primer indicio de que se acerca una reparación, o al menos una intervención, es cuando el consumo de aceite se eleva.

Es importante aclarar que es normal que haya un consumo de aceite (la cantidad varía de motor a motor y el manual de usuario debería indicarla), pues los sellos de válvulas, ubicados en sus guías y que se encargan de que ese aceite no pase en grandes cantidades a los cilindros, sí deben permitir el paso de suficiente aceite para lubricar el vástago y la guía de la válvula.

En ese sentido, no es solo normal sino también necesario que haya un leve consumo de aceite, pues quiere decir que ese proceso se está realizando de forma adecuada.

Un indicio de que se ha elevado el consumo de aceite, además de lo que indique la varilla medidora (que debería revisarse regularmente), es que al acelerar sale humo azul por el escape, que quiere decir que está quemando aceite. Otros síntomas que irán apareciendo serán un sonido disparejo, el carro se empezará a sentir ‘quedado’ porque ensucia las bujías y estas dejan de quemar, y finalmente la compresión de los cilindros estará fuera de sus parámetros normales.

De otro lado, episodios como un recalentamiento del motor o la rotura de la correa de distribución por no cambiarla a tiempo también pueden desembocar en una reparación debido a golpes internos entre las piezas de la máquina.

 

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Lo primero que será necesario revisar es el estado de cilindros, las camisas y los pistones, pues los primeros pueden haber perdido su forma cilíndrica. En ese caso los pistones, así estén en buen estado, ya no servirán posteriormente debido a que el cilindro debe ser rectificado, lo que significa aumentar su diámetro, por lo cual el pistón quedará pequeño y se necesitará uno más grande.

Esto último debe hacerse inversamente. Es decir, en caso de que haya que rectificar, primero se deben conseguir los nuevos pistones, y ya teniendo su medida se puede proceder a realizar la rectificación de forma exacta para las nuevas piezas que se van a utilizar. Entre estas nuevas piezas cuyas medidas se deben tener en cuenta también están las válvulas.

Durante el proceso es imperativo contar con un buen lugar de rectificación a donde se debe llevar el bloque del motor, pues el proceso, que consta de ampliar los huecos de los cilindros para recuperar su forma cilíndrica, requiere de medidas y tolerancias exactas.

En la lista de piezas por conseguir se deberán contar válvulas (con sus respectivas guías y sellos, aunque en algunos casos estas se pueden recuperar), casquetes, empaques, bujías, correa de repartición (o el kit, que incluye también los tensores y poleas), pistones, anillos y los demás insumos que sean necesarios. Es importante tener en cuenta que elementos como el cigüeñal y el eje de levas rara vez necesitarán cambiarse, pero es esencial rectificar el cigüeñal con absoluta precisión.

Si el motor no ha tenido pérdidas importantes de materiales es probable recuperar la bomba de aceite, pero una vez hecho el desmonte lo usual es cambiarla. Es el componente menos propenso al desgaste pues por obvias razones tiene la mejor lubricación propia.

Una vez todas las piezas estén listas se debe hacer el montaje, durante el cual hay que tener especial cuidado con los empaques y la limpieza para evitar suciedad que pueda ingresar a la parte interna del motor.

Pero, más importante, es el primer encendido, pues se debe asegurar que haya buena presión de aceite en todo el interior y que todo esté debidamente lubricado.

Cuando ya esté todo listo, es hora de andar de nuevo y los primeros kilómetros recorridos serán cruciales. Lo ideal es una salida por carretera donde se pueda exigir (pero sin exagerar) y buscar recorridos con sucesivos cambios de velocidades y marchas, al tiempo que siempre se debe estar pendiente de que la temperatura se mantenga en su rango normal y que no haya fugas de aceite. En unos 200 kilómetros los anillos ya deben estar asentados y no hay ninguna limitación de uso del motor en el régimen que se quiera: este es el mejor momento de sus piezas.

Si todo quedó bien hecho, no deberá haber golpes o sonidos raros, no debe haber consumo excesivo de aceite, el desempeño debe haber mejorado notablemente y nuevamente tendrá motor para rato.

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